El Zancudo. Hasta pronto, amiga   

2014
El Zancudo. Hasta pronto, amiga   
     

Comienzo esta columna de la manera en que no me gusta comenzarla. Ha muerto Norma Alicia Pimienta, periodista, profesora universitaria, forjadora de hombres y mujeres que hoy inciden, desde sus diversos espacios en los medios de comunicación, en ese cotidiano quehacer que es el periodismo.

 

A Norma Alicia le aquejaba un mal desde hace algunos años, que poco a poco le fue segando la coqueta vitalidad, la pertinaz pericia con que sorteó lo bueno y lo malo de esta profesión, hasta que ayer la muerte le arrancó los hilos que la sostenían a la vida.

 

Me quedo con el recuerdo de las últimas veces que nos vimos, con las alegatas no siempre amables, pero que a pesar de ello siempre terminaban en un abrazo. Con su generosidad a la hora de considerarme para confeccionar la lista de colegas que aparecen entre los entrevistados que aparecen en los dos volúmenes de su libro “Periodismo escrito en Sonoraâ€.

 

Me quedo con eso, con su recuerdo, con su guerrera vocación por el oficio y por la vida. Y con unas letras suyas que me duelen mucho este día. “Bueno, mi querido Arturo, sigamos en la misma frecuencia, evidenciando chingaderas y cosas parecidas. Vamos a darnos el lujo de seguir vigentesâ€.

 

De su libro titulado “Son Chingaderasâ€.

 

Lo leo. Lo releo. Vuelvo sobre esas líneas y vuelvo también sobre todos esos meses de agonía en que la maestra estuvo defendiéndose de la muerte. Porque también era cabrona, la maestra. Me imagino que a la muerte no le resultó fácil llevársela. No. De hecho, gastó años en el intento y me imagino que hasta el último momento, la maestra le ha de haber quebrado algunas costillas a bastonazos para espantarla. Así era Norma Alicia. Tenía una suave mano para el cariño, y un misil en la otra para el madrazo.

 

¿Que si teníamos diferencias? Un chingo. A veces hasta nos odiábamos. Su formación ‘imparcialera’ era tema recurrente en esas alegatas, pero al final, Norma Alicia siempre se reservó el botón para disparar el misil y optó por el abrazo. Con eso me quedo.

 

Ni siquiera tengo ánimo para comentar la forma en que el gobierno de Guillermo Padrés y la empresa a la que entregó buena parte de su vida, la confinaron a esa región en la que deben estar los indeseables. El imparcial no está de luto, está de fiesta porque ha muerto Norma Alicia Pimienta, aunque mañana su obituario sea a plana entera, lo cual sólo refrendaría su hipocresía.

 

No habrá desplegados en el imparcial, porque esos cuestan mucho dinero. Personalmente, me quedo con lo otro. Con sus conversaciones y su encanto. Con las alegatas y los reclamos en un sentido y en otro. Ya pues. Mejor me quedo con ella y las últimas veces que discutimos, fuerte, sobre lo que se estaba haciendo en materia de periodismo en Sonora. Y si viviera, estaríamos alegando precisamente eso, lo que se está haciendo.

 

 

 

II

 

 

Me informan que el secretario de Salud, Bernardo Campillo ha comparecido ante la Comisión de Vigilancia del ISAF. Me informan también que no tiene respuestas para las preguntas que le hicieron.

 

Me informan que los diputados del PAN decidieron tender un cerco de protección que, suponen, hará pasar al doctor Campillo como el histórico e inédito secretario de salud.

 

Me informan también que una vez concluido este sexenio de Guillermo Padrés, no van a hallar dónde meterse.

 

III

 

Me informan que los diputados del PAN y sus dirigentes, están reciclando el ejercicio de la política que durante 70 años practicaron los priistas. Y lo están haciendo mal, como todo imitador.

 

Me dicen que el discurso de los panistas en el gobierno ha quedado reducido a una discusión sobre quién era más ratero.

 

Yo mejor me voy.