Bisturí. Yo, Claudia

2014
Bisturí. Yo, Claudia
     

Las historias del Senado Romano deben estar presentes en el actual pensamiento de Claudia Artemiza Pavlovich Arellano. Y no por el hecho de ser senadora. La sucesión gubernamental da para eso y mucho más. Por lo pronto, quizá influenciada por su protector político, Claudia habría forjado una interesante alianza con el segundo hombre más rico del mundo, Carlos Slim.

Si desde su posición de secretaria de la Comisión de Comunicaciones y Transportes Claudia apoyó a Slim en las leyes secundarias de la iniciativa de ley en la materia, bien se podría pensar en una compensación a la altura de las circunstancias: La candidatura del PRI a gobernadora de Sonora.

Obtener la concesión de una de las dos cadenas nacionales de televisión abierta, es el principal objetivo del dueño de TELMEX y TELCEL.

En ese entorno, en círculos políticos se especula que Manlio Fabio Beltrones, padrino político de Claudia, juega en la misma cancha de Slim para defenderse de los embates del equipo presidencial que desea enviar al sonorense a una embajada.

En su lucha, Slim mueve a conocidos personajes políticos de la izquierda y derecha. Ellos van contra otro imperio, el de Televisa. Así que en este juego Claudia, en caso de alinear con el equipo de Slim, ya sabe a lo que le tira. Y las consecuencias que podría generar en la sucesión gubernamental.

Claudia, en forma inteligente, se escuda en su lucha por mejorar las condiciones de la carretera federal México-Nogales. Pero lo que deja ganancia política es la guerra de las televisoras. Y está en todo su derecho de buscar plataformas de poder.

Desde antes de tomar las riendas del PRI Sonora, se dejó escuchar la versión: Claudia es vista como proyecto propio en ciertas esferas de poder en el PAN de Sonora. La ruta diseñada para la hija de doña Alicia Arellano Tapia sería sencilla en la estrategia pero pudiera ser complicada en la operación política: Arribar a la presidencia del PRI en Sonora y desde allí construir la plataforma que la impulsaría a la candidatura a senadora, para después sentarla en la silla que hoy ocupa Guillermo Padrés Elías.

Por esa afinidad que despierta Claudia en círculos panistas, la corriente boursista incrustada en la nomenklatura priísta criticó el supuesto parentesco que hay entre Claudia y el gobernador Padrés. Esto no es nuevo entre los panistas. Desde hace tiempo este lazo familiar fue un comentario generalizado pero en la élite panista se hicieron como que no sabían. Entonces, se dijo que las madres de Padrés y Claudia eran primas o algo parecido.

Primas hermanas no lo son. La mamá del gobernador se llamaba Elizabeth Elías Bernal, mientras que el apellido completo de doña Alicia es ampliamente conocido: Arellano Tapia. Podrían ser primas segundas o algo parecido.

Hija de la famosa política magdalenense Alicia Arellano Tapia, la primera mujer senadora en el país y algunas veces candidateable a la gubernatura de Sonora, Claudia pudo tener en su madre la principal asesoría para llevar a paso firme su carrera. Fue regidora, dirigente del PRI municipal en Hermosillo, diputada local, presidenta del tricolor en Sonora y senadora.

Ella es abogada por la Universidad de Sonora. Aunque contaba con todas las facilidades para estudiar una carrera profesional en el extranjero, por recomendaciones de su mamá ingresó a la universidad pública de su estado natal. El idioma inglés lo estudió en Estados Unidos y lo perfeccionó en Cambridge, Inglaterra, mientras el francés en Suiza. Además tomó un curso intensivo de italiano.

De acuerdo a sus antecedentes, se puede observar que su carrera política está perfectamente diseñada, desde su preparación académica, para convertirla en una triunfadora. Pero la principal herramienta para trabajar este proyecto es ella misma. Por eso se autocalifica como una mujer obstinada. “A veces- me dijo Claudia en cierta ocasión- dicen que mi principal virtud es la perseverancia y mi mayor defecto la terquedad”.

Y vaya que necesita ser terca para llegar a la meta trazada