Sin gastar un solo peso en precampañas, acaso involuntariamente, los priistas sonorenses siguen ganando la agenda pública, esta vez con el encuentro privado que sostuvieron Claudia Pavlovich Arellano y Ernesto Gándara Camou, ayer después del mediodía en una casa de la colonia Pitic.

 

La reunión, en la que sólo estuvieron ellos dos, fue precedida de un inusual tráfico en redes sociales y medios tradicionales, producto de una columna publicada por el periodista Federico Arreola, que nunca había sido tan leído, aplaudido o vituperado en Sonora, como en estos días.

 

La columna revelaba una charla que Arreola sostuvo con El Borrego en la ciudad de México, aclarando que en su mayor parte se trataba de sus impresiones de la misma, no de lo que Gándara le hubiese comentado. Y entre otras cosas, manejaba la posibilidad de que El Borrego optara por la candidatura del Movimiento Ciudadano a la gubernatura, y que el PRI se había equivocado en la selección de la candidata para Sonora.

 

Esto metió mucho ruido entre los equipos de ambos políticos sonorenses, finalistas en la carrera por la candidatura, pero también entre una sociedad muy participativa y pendiente del proceso. Durante estos días prácticamente no se ha hablado de otra cosa que no sea ese tema.

 

Ante esto, conviene citar una parte del discurso que el pasado martes pronunció Ernesto Gándara frente a familiares, amigos y seguidores, para situar las cosas en sus justos términos.

 

Nada causaría más regocijo en los de enfrente, que una desbandada o el abandono de la trinchera. Eso, insisto, les abriría el camino para mantenerse en el gobierno.

 

Nosotros podemos aguantar de pie, luchando, todos los años que nos quedan por delante, pero Sonora no aguanta seis años más de un gobierno como el que nos han mostrado en este sexenio.

 

Por eso es importante mantener la unidad, sostener la estructura que hemos formado en todo Sonora, en cada municipio para conquistar espacios desde los cuales nuestra gente pueda impulsar este proyecto, que no debemos dejar caer.

 

En estos tres párrafos se resume lo que es una premisa básica: Ernesto Gándara no está pensando en la ruptura ni en la desbandada, pues considera que esa es la vía expedita para abrirle la puerta a la línea de continuidad de un gobierno panista al que en otra parte de su discurso definió como “el más corrupto del que se tenga memoria”.

 

Lo demás pueden ser interpretaciones interesadas y opiniones vertidas al calor de un destape muy esperado y, hay que decirlo porque así se ha manifestado en casi todos los espacios de opinión pública, muy inesperado.

 

La vía de la ruptura sería, ciertamente, el descarrilamiento de la candidatura del PRI; pero una decisión en el equipo de Claudia Pavlovich en el sentido de que ‘todo es para el ganador’ tendría, a no dudarlo, los mismos resultados.

 

De ahí que el primer acercamiento entre Claudia y Ernesto, registrado ayer, levantara de inmediato todas las antenas en el PAN-Gobierno, que echó a andar su ya muy destartalada, por cierto, maquinaria propagandística para atizar la discordia.

 

No ha trascendido aún el contenido de ese primer encuentro, aunque las fuentes zancuderas indican que de entrada, se comenzaron a sentar las bases para posteriores acuerdos, tanto en la definición de candidaturas como en la integración de un solo equipo para abordar los trabajos de la campaña electoral que ya está prácticamente encima.

 

Ernesto Gándara viajará al Distrito Federal este martes, y permanecerá allá atendiendo una agenda con funcionarios de primer nivel del gabinete presidencial.

 

Claudia seguirá en Sonora trabajando el proyecto de unidad, que es lo que tiene más preocupados a los padrecistas.

 

Lo que es un hecho es que al menos toda esta semana, la agenda mediática seguirá ocupada por el tema.

 

 

Rapidines

 

A nadie sorprendió el fallo del Tribunal Estatal Electoral, hoy por hoy convertido en una oficialía de partes del gobierno del estado, al aprobar una alianza PAN-PRD que no cuenta con el visto bueno de la dirigencia nacional perredista, y por lo tanto es improcedente, como se resolverá en el tribunal federal.

 

Lo que sorprende (bueno, no tanto) es la obstinación con que José Guadalupe Curiel (en realidad la mano que mece su cuna es la de Juan Manuel Ávila Félix), a quien se le vio en la oficina de Roberto Romero López, el secretario de Gobierno padrecista, después que en la víspera anunciara que para financiar la caravana que se dirige al DF a protestar contra el jefe nacional Carlos Navarrete, realizarían boteos.

 

Dicen las malas lenguas que al profe curiel, quien desde que se alió con la derecha es un cero a la izquierda, se le vio entrar a la oficina de Romero López con un botecito de leche Nido, con una ranura en la tapa.

 

No sé si eso sea cierto; lo que sí es cierto es que Curiel y su gente ya fueron desconocidos por las instancias nacionales del PRD y están en proceso de expulsión. Esta historia continuará.

 

II

 

El que sigue trabajando en el apuntalamiento de su precandidatura a la alcaldía de Hermosillo, es el diputado federal Damián Zepeda Vidales, que ayer lunes estuvo como invitado especial en la reunión plenaria del Grupo Parlamentario del PAN, donde compartió el presídium con su coordinador Ricardo Anaya.

 

En ese evento impartió una conferencia magistral el presidente del Banco de México, Agustín Carstens, y según los trascendidos, Zepeda Vidales hizo valer su posición como presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, un cargo desde el cual se ha desempeñado con soltura, permitiéndole gestionar millonarios apoyos para obra pública en Hermosillo.

 

Hasta el momento, Damián Zepeda marcha solo en la búsqueda de la alcaldía, pues el resto de los partidos no definen aún a sus candidatos. Especialmente el PRI, que es la segunda fuerza en Hermosillo, se está tardando y, aunque cada vez queda más claro que el abanderado tricolor será el Maloro Acosta, la tardanza en su designación está haciendo que el panista adelante en el camino.

 

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