Bisturí. La hoguera de las vanidades

2015
Bisturí. La hoguera de las vanidades
     

El periodismo y la política son actividades hasta cierto punto parecidas: Sus actores son entes que se necesitan mutuamente pero en ocasiones, por las trincheras que defienden, se atacan, a veces con sutiliza y una sonrisa, otras con saña, como si fuesen enemigos a muerte.

La diferencia siempre es marcada por el grado de inteligencia, sangre fría y aplomo de los adversarios. No siempre los contendientes se distinguen por ser friamente calculadores.

Y es entonces cuando periodistas y políticos dejan el juego de las coincidencias para prender el fuego en la hoguera de las vanidades, su juego preferido.

Esto sucedió el lunes pasado en una entrevista pactada entre la Contralora Estatal Guadalupe Ruiz Durazo y el periodista Sebastián Moreno Díaz. De acuerdo a lo leído y visto en un video difundido por la propia funcionaria, quizá orgullosa de una acción que refleja el grado de madurez en el proceso de entrega-recepción de las diferentes dependencias del Gobierno de Sonora, entendemos que ambos pactaron una entrevista. El periodista citó a la funcionaria en las oficinas del periódico El Sol de Hermosillo y la Contralora insistió en que la charla fuera frente al diario, en el parque de El Mundito.

En el lugar había una nube de reporteros. Lo más seguro es que la funcionaria los haya convocado para hacer quedar mal al Sebas ante sus propios compañeros de oficio, en “terreno neutral”, dijo doña Guadalupe. Bueno, si la funcionaria veía el escenario como zona de guerra para qué aceptó la entrevista. Al parecer la intención fue tratar de humillar al periodista y el medio que representa.

Pero aquí el punto es que este chacoteo nos muestra la seriedad con que se toma el proceso de entrega-recepción. Resulta indignante, vergonzante, este hecho. ¿Acaso doña Guadalupe o el Sebas sienten vergüenza de su actividad?

Primero, cualquier reportero sabe que debe cumplir con la encomienda de una entrevista, sin importar las condiciones que ponga el o la entrevistada, ni las adversidades del lugar del punto de encuentro. Si es bajo el sol o parados en la sombra de un árbol, es lo de menos. Lo importante es obtener una interesante declaración.

Segundo, si una funcionaria teme una emboscada periodística, por qué no concede la entrevista en su oficina, en sus dominios, no en “zona neutral”.

Pero lo delicado de esta historia es el mensaje mandado por el Nuevo Sonora: Entregar las cuentas del gobierno es una vacilada. Si los funcionarios toman este proceso como una simple diversión, qué vergüenza para la sociedad sonorense.

Más seriedad, señoras y señores.

Esto no es un juego.

Ni un concurso de egos.

Menos una hoguera de vanidades.