BISTURÍ. Obligada a cambiar la clase política

2017
BISTURÍ. Obligada a cambiar la clase política
     

La llamada clase política debería reflejarse en el espejo del presidente Enrique Peña Nieto: La figura presidencial está sumamente desprestigiada, debilitada. Vemos a un presidente solo, aislado, alejado del pueblo. Y no está peor porque esposa e hijas mantienen una inteligente postura de silencio frente al movimiento de inconformidad por el gasolinazo y las acciones de violencia que van de frontera a frontera y de costa a costa en el país.

La gente muestra su enojo por una sencilla razón: El pueblo paga los platos rotos por los errores del gobierno en materia económica. Mientras, la clase política sigue disfrutando de una vida subsidiada por el erario.

Hay una marcada desigualdad social en ese aspecto.

No hay piso parejo.

Una posible salida a este enredo nacional sería reducir, de a deveras, los altos sueldos de funcionarios, incluidos los del aparato judicial, así como la exagerada cantidad de legisladores, y retirar gastos de representación y viáticos (como vales de gasolina) y otras prebendas entre las que figuran autos nuevos.

¿Para qué queremos tantos diputados y senadores?

Cualquier aprendiz de la política sabe que las cámaras funcionan con un pequeño grupo de legisladores de las principales bancadas. Así, la mayoría sólo apoyan con su voto las decisiones tomadas por sus líderes.

En ese sentido, una excelente noticia para el pueblo sería que nuestros representantes serían un senador y dos o tres diputados por estado.

No se necesitan más.

Pero ese tipo de noticias nunca llegarán.

Por eso la reivindicación de la clase política debe venir de los estados.

Los políticos deben cambiar.

O el pueblo los cambiará.

                               Calman a delegado

Cuando Manlio Fabio Beltrones recibió a Samuel Moreno fue para concederle el perdón político pero también para que calmara al delegado del Trabajo, Ricardo García Sánchez, quien llegó al puesto gracias a la recomendación de su amigo Samuel, que despreció esa delegación.

Resulta que al joven García Sánchez le dio por despedir a la gente que dejó en la dependencia Wenceslao Cota Montoya para que le cuidará algunos asuntos laborales de conocidos personajes. Esos intereses, de repente, llegaron a tambalearse porque se desató una intensa grilla.

Y tuvo que intervenir el propio Manlio.

Obviamente las aguas volvieron a su nivel normal.

Y para finalizar, reportan que en los trabajos de inteligencia  realizados en Sonora para minimizar las acciones de violencia por el gasolinazo, tuvo su buena participación el secretario de Educación, Ernesto de Lucas, sobre todo en lo que se refiere a captar y desmenuzar la información que circula en las escuelas. El Pato, como se recuerda, fue secretario de Seguridad Pública y además, cuando cursó una maestría en Washington, vivió cerca del Pentágono. Cuando eso se mencionaba, un amigo exclamaba: Ni que los conocimientos en seguridad de los altos mandos del Pentágono se pegaran como por ósmosis.