Bisturí.

Se supone que en la semana que inicia se empezarán a registrar los primeros cambios en el gabinete estatal, con un escenario pésimo en el manejo de imagen de la gobernadora Claudia Pavlovich. ¿En esta sensible área llegarán los primeros relevos? Quién sabe. Pero lo que sí es un hecho es que los y las responsables fallaron.

Por ignorancia o incapacidad no han podido contrarrestar una campañita en contra de la jefa. Y así ha sido desde el principio: En el entorno mediático de Claudia el talento brilla por su ausencia. Todo lo quieren arreglar a billetazo puro pero mal orientado. Es dinero tirado a la basura, o bien es recurso que queda en los bolsillos o cuentas personales.

No hay líneas de comunicación medianamente inteligentes.

No hay trabajo de imagen.

Pero aquí hay un problema: Las y los responsables de cuidar la imagen de Claudia están en sus puestos por afecto.

Sí, igual que Guillermo Padrés, quien declaró en su tiempo que su debilidad eran sus amigos.

Ahora, Claudia debe decidir: Quiere amigos o resultados favorables.

Ya no le queda mucho tiempo.

Es tiempo de cambios para mejorar su gobierno y una imagen ya muy maltrecha.

Sus operadores políticos, por el mismo rumbo.

Perdieron. Si se quedan volverán a perder.

Suponemos que Claudia no quiere un gabinete de perdedores.

O corruptos.

Aguas, ya viene la federación con su lupa que escudriñará hasta el más mínimo detalle.

Y como todos sabemos, Dios está en los detalles.

Obviamente los cambios son urgentes porque la guerra contra Morena ya inició.

Claudia debiera seguir el ejemplo del Poder Judicial Federal, que en horas le quitó a Morena 10 diputados locales en Edomex, 2 en Nuevo León y la alcaldía de Ciudad Juárez. Y ya se da como un hecho que perdieron la gubernatura de Puebla. En esta semana se esperan más derrotas, sobre todo en Veracruz y Jalisco.

Dicen que todo esto es consecuencia de las medidas de austeridad de AMLO, quien estuvo en la Suprema Corte la semana pasada. Allí celebró que la Corte aceptó reducir sus gastos en cinco mil millones de pesos. Y, claro, esto no fue del agrado del tribunal.

El problema aquí es que Claudia no tiene colaboradores que se acerquen a los ministros de la Suprema Corte.

Es la política aldeana de nuestro rancho.

Ni hablar.