Ciudad de México, 23 de abril (SinEmbargo).– Era uno de esos días calurosos en Hermosillo, Sonora, y varias mujeres de organizaciones filantrópicas realizaban un recorrido por las colonias más marginadas de la ciudad. Una de ellas sobresalía por su maquillaje recargado: labios carmín, con los párpados densamente delineados de negro y la melena alzada en un crepé, tenía hambre y sacó de su bolso unos tamales que ofreció a las otras mujeres de las familias más adineradas de la localidad. Era Marcela Fernández de Gándara, accionista, dueña de empresas millonarias y esposa de Javier Gándara Magaña, candidato a la gubernatura por el Partido Acción Nacional (PAN).

Sus acompañantes comieron de aquellos tamales, cuenta una voz que estuvo ahí. Una de las mujeres más influyentes del estado, conocida por sus comentarios directos y sin rodeos se los ofrecía. Marcela está acostumbrada a la atención, a páginas completas de la sección de sociales de los medios de comunicación locales y, generalmente, no tolera un no como respuesta.

Quienes la conocen aseguran que tiene fama “de buena gente” y de ser muy “extrovertida”, porque dirige la Fundación Ganfer (manejada por ella y por Gándara Magaña) y participa en todas las obras de caridad que puede.

“Ella es así y tiene mucho dinero. Hay gente que se le acerca en la calle y le pide dinero. Una vez Marcela estaba en un estacionamiento y una mujer se le acercó y le pidió para pagar el recibo de la luz, entonces sacó unos billetes de 500 y se los dio”, cuenta una periodista de Hermosillo.

Pero Marcela también es conocida por ser una mujer de carácter. Acostumbrada a levantar el teléfono y gestionar entrevistas para promocionar los programas de su fundación. Ella se codea con los dueños de los medios de comunicación directamente, ni siquiera pasa por el filtro de los editores.

“Es hija de José Ramón Fernández. Una mujer más bien extrovertida. Es la mujer con más lana de Sonora y participa en varias fundaciones. No sé si haga negocio o no con eso. Pero siempre tiene las cámaras alrededor y la fama de que son muy buena gente. Siempre sale en las páginas de sociales muy emperifollada”, dice Jorge Taddei Bringas, profesor de la Universidad de Sonora y ex candidato en 2006 a la Presidencia Municipal de Hermosillo por la coalición Por el Bien de Todos.

Taddei Bringas describe así a Marcela: la dueña del avión que arrendó su esposo, Javier Gándara; el avión bimotor XA USF que utiliza para sus traslados en la entidad como parte de sus giras de campaña.

Gándara Magaña lo reconoció en Radio Fórmula: “El avión lo compró una empresa donde está constituida en la cual, finalmente la accionista principal es mi esposa, Marcela Fernández de Gándara […] lo entregamos en arrendamiento a esta empresa Servicio y Mantenimiento DQ”, dijo.

Y agregó: “Nosotros ahorita de este lado en la campaña lo hemos estado rentando y está registrado ante el INE [Instituto Nacional Electoral] y tengo las facturas que se han pagado”.

Fernández de Gándara pertenece a una familia de empresarios, fundada por el español José Ramón Fernández Carbajoza Suárez y Peláez, quien es su autobiografía recuerda que llegó a Hermosillo en 1919 “con dos monedas de oro de 25 pesetas cada una y una deuda de 25 dólares” citó el periódico Expreso el 13 de junio de 2006. Pronto, el hombre, originario de Asturias le compró a su tío, quien lo acogió a su llegada a Sonora, el Molino Moderno e inició una carrera empresarial que heredó como fortuna a sus hijos, a través del Grupo Empresarial Gemso.

El grupo está conformado por: Molino la Fama, Molino del Fuerte, Harinera de Sinaloa, Autos de Hermosillo y Autos Kino.

Además, Marcela Fernández es accionista junto con su esposo de Grupo Ganfer, integrado por empresas agropecuarias, comerciales e inmobiliarias.

La pareja cuenta con la Fundación Ganfer, a través de la cual realizan varias obras filantrópicas en Hermosillo y en distintos municipios de Sonora.

En septiembre del año pasado, Santiago Luna García, representante del Observatorio Ciudadano de Políticas Públicas, Sonora S.O.S., denunció por lavado de dinero a Javier Gándara Magaña y a su esposa Marcela Fernández ante la Procuraduría General de la República (PGR).

El argumento de Luna García –planteado en la denuncia número 1066/014–, es que durante 2013 y 2014 Gándara Magaña gastó más de 380 millones de pesos en actos anticipados de campaña, que justificó como actividades de la Fundación Ganfer.

Pero los gastos de la fundación, de acuerdo con las pruebas que presentó Santiago Luna, fueron de alrededor 6 millones de pesos.

Santiago indica que la fundación conjuga en su nombre los apellidos Gándara y Fernández. Asegura que la pareja funciona como un contrapeso de poder al interior del PAN en Sonora, donde Marcela Fernández es quien posee los recursos económicos, y Javier Gándara el poder político.

“Con la organización tienen mucha más fuerza que cualquier partido de reciente creación. Hasta el momento, ni el INE ni la autoridad electoral en Sonora han pedido un informe ni han realizado observación alguna sobre los eventos que se realizaron entre 2013 y 2014. Ellos operan con un sistema de contrapeso al interior del PAN, valiéndose del carácter ciudadano de la fundación, retorciendo la ley y omitiendo dar cuentas claras tanto al gobierno, como a la ciudadanía”, dice.

Aunque Marcela Fernández es accionista de varias empresas, Luna García decidió interponer la denuncia por lavado de dinero.

“Es por lavado de dinero, porque no sabemos el origen de los recursos. Bien pudieron salir de algo ilícito o de dinero público cuando era Gándara era Alcalde de Hermosillo”, indica.

Actualmente Fernández de Gándara tiene una cuenta de twitter @MarcelaFdG donde presume fotografías en sus obras de beneficencia y en los recorridos en las giras de campaña con su marido.

“Si ayudo a una persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”, resalta la frase de Martin Luther King en una fotografía donde aparece abrazando a una mujer humilde.

Fernández de Gándara tiene años acaparando las páginas de sociales de los diarios locales con fotografías en ese tono. Uno de sus mayores logros fue ser la presidenta del Sistema Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Hermosillo, en el periodo 2009-2012, cuando su esposo y arrendatario de su avión fue alcalde de la capital sonorense.

En una entrevista publicada en el diario local Tribuna, en diciembre de 2013, el reportero Sergio Ibarra le pregunta: “¿Y qué le mueve a Marcela Fernández hacer tantas cosas por ayudar a la gente?”.

Marcela le contesta: “Primero la posibilidad y el talento que tengo para hacerlo, el talento que tengo para convencer a la gente y, finalmente, llegar al cielo con las manos llenas, pues claro, por eso a mi no me cansa, porque es mi servicio ante los ojos de Dios, finalmente”.

Esta reportera entrevistó a Marcela Fernández en Hermosillo hace años. Fernández de Gándara quería hablar sobre uno de los programas de su fundación, pero el día de la orden de trabajo, había otras coberturas por hacer.

“¿Cómo que no puedes venir? Vente ahorita, te mando mi chofer. Vente ya”, dijo Marcela al momento de concertar la cita.

Ante la negativa, Fernández de Gándara se disgustó y al final aceptó la cita para el día siguiente. La entrevista fue en su residencia en la colonia Pitic, de Hermosillo. El transporte se realizó en ruletero y la nota se publicó al día siguiente.

Samuel Fraijo Flores –poseedor de la avioneta Cessna Chancellor 414 matrícula N233JH que utilizó la candidata a la gubernatura de Sonora por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) Claudia Pavlovich Arellano para trasladarse a un mitin a San Luis Río Colorado el 8 de abril y también para viajar en julio de 2014 de Tucson, Arizona, hacia Las Vegas, Estados Unidos– es un empresario camaronero en Sonora, que era desconocido, hasta que obtuvo la licitación millonaria para la construcción del Acueducto Independencia.

Miembros de la academia y de la sociedad civil no tienen claro los nexos con el poder de Fraijo Flores, quien resultó beneficiado con el actual Gobernador de Sonora, el panista, Guillermo Padrés Elías, con la construcción del Acueducto Independencia –que quita el agua a la Tribu Yaqui– con su empresa Exploraciones Mineras del Desierto, S.A. de C.V, y que según sus declaraciones, es amigo desde hace 15 años de la priista Claudia Pavlovich.

“Apareció como un gran empresario de repente y formó un consorcio para el acueducto, como constructor, no hay renombre, no hay fama. Su apellido Fraijo, no es de ninguna familia de ricos de Sonora. No debe tener ese hombre unos cinco o seis años que apareció, y fue con Padrés. De hecho yo llegué a pensar que era un prestanombre o algo”, dice el profesor universitario Jorge Taddei.

Con Taddei coincide Isabel Dorado Auz, activista social de Sonora: “No es un político importante en el Estado. Es más bien de bajo perfil. Hay otros empresarios con mucha participación política. Pero éste, no es los que marcan tendencia o generan opinión aquí”, dice.

La empresa Exploraciones Mineras del Desierto ganó la licitación a pesar de que no tiene en su haber experiencia en obras hidráulicas. Su expertis, y de acuerdo con la descripción de la compañía, gira alrededor de la construcción de puentes y carreteras, la operación de minas de tajo a cielo abierto y en transporte de mineral.

Fraijo es dueño de la empresa Acuícola Sayri localizada en la zona costera de Hermosillo Tastiota, es propietario del rancho La Inmaculada y además es dueño del restaurante Sam Camarón.

“Esta persona es un nombre nuevo que surgió a raíz de los del acueducto. Es de una camarilla de empresarios al servicio del poder económico. De los grupos de [Manlio Fabio] Beltrones y de Eduardo Bours [Castelo] que debieron llegar a alguna negociación en lo del acueducto, porque hay algunos priistas del Sur del estado que están en contra, pero hay muchos, sobre todo los de Hermosillo que no movieron un dedo por evitar su construcción”, dice.

A esos priistas a favor del acueducto, pertenece Fraijo indica Adalberto Rosas López, dirigente del Movimiento Ciudadano por el Agua en Cajeme.

“Es el coordinador de 15 gentes que se quedaron con el acueducto, para mí conocido desde los tiempos de Samuel Ocaña [Gobernador entre 1979 y 1985], era el segundo de a bordo en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y un conocido constructor de vivienda. Está coludido con Padrés, porque él forma parte de unos 20 empresarios que siempre sacan desplegados a su favor y del acueducto, forma parte de los ‘medallistas del sistema’ él y muchos más”, argumenta Adalberto Rosas.

Pero Fraijo es de esa clase de políticos dice Taddei Bringas, que apoyan al ganador.

“Aquí hay muchos empresarios que se mueven a conveniencia y apoyan al ganador. En su momento a Padrés, ahora a Claudia, porque apuesta a que va a ganar”, explica.

En una crónica publicada en el sitio hermosillense kioskomayor.com en febrero de este año y firmada por su director Francisco Rodríguez da cuenta del día que Claudia se registró como candidata del PRI.

“Una hora antes el recinto ya estaba repleto. Reconocidos liderazgos políticos y empresariales de toda la entidad ya estaban en su asiento. El ex Gobernador Samuel Ocaña, como siempre, muy puntual y muy saludado. El líder vitalicio de la CTM [Confederación de Trabajadores de México], Francisco “Pancho” Bojorquez, al igual que el secretario general de esa organización obrera, Javier Villarreal, ya ocupaban su lugar. También ahí Roberto Sánchez Cerezo, Rosario “Chayo” Rodríguez, Faustino Félix Escalante y Faustino Félix Chávez; los alcaldes de Nogales, Guaymas, Cajeme y Navojoa, entre otros. El líder político y empresarial de Cajeme, Ricardo Bours, el empresario nogalense Nikita Kiriakis”, narra.

Rodríguez sigue: “Muy puntual arribó el líder nacional del poderoso sindicato de la radio y televisión, Ricardo Acedo Samaniego y el dirigente local, José Cruz “Pepe” Victorin. Y sentado desde hacía rato, el conocido ganadero Sergio Torres Serrano, padre de Sergio Torres esposo de Claudia. Empresarios como Samuel Fraijo, Arturo Ortega, Julio Luebbert Mazón y Francisco “Pancho” Díaz Brown ya ocupaban su lugar”.

La semana pasada, el diario Reforma sacó a la luz el nombre de Fraijo. De acuerdo con información dada a conocer el jueves, Pavlovich intercedió ante la Secretaría de Comunicaciones (SCT) para que empresarios ganaran contratos de obras carreteras con valor de 442 millones de pesos.

Esos mismos constructores, refiere el reporte, le prestaron un avión para uso personal y para viajar a sus actos de campaña electoral. El diario capitalino difundió fotos y audios que le fueron filtrados entre la Senadora con licencia y funcionarios federales en los que, refiere, se buscó el beneficio de contratistas sonorenses en licitaciones federales.

Entre las grabaciones se dio a conocer una entre Pavlovich y Raúl Murrieta Cummings, Subsecretario infraestructura de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT) quien se ofreció a cambiar las bases. Al respecto, Murrieta Cummings afirmó en entrevista para Radio Fórmula que lo quiso decir fue que sí había un proceso legal para abrir la competencia.

El funcionario federal dijo que en las conversaciones “no se habló de un constructor en particular”. Asimismo dijo que si la intención de la Senadora con licencia era gestionar a favor del empresario Samuel Fraijo “fracasó” ya que de los 10 contratos adjudicados en Sonora el dueño de la constructora Exploraciones Mineras del Desierto no ganó ninguno.

“Se han licitado 10 tramos de las Dos Nogales, así se llama ese tramo, que es una inversión de más de 10 mil millones de pesos; de los 10 contratos que se han adjudicado, 7 han sido para empresas fuera de Sonora, 3 han sido para empresas de Sonora; lo increíble es que ninguna de ellas ha sido para Exploración y Minera del Desierto”, comentó el subsecretario.

En tanto, Pavlovich Arellano dijo que lo que hizo fue “gestionar recursos para que las empresas sonorenses tuvieran oportunidad de participar con los grandes consorcios a nivel nacional”.