La imagen filantrópica y sustentada en valores familiares que tan bien vendió Javier Gándara Magaña al despegar su campaña por la gubernatura de Sonora, ya está muy devaluada. Se convirtió en un pesado lastre que le impide alzar el vuelo a mitad del trayecto. Ya no son los tiempos aquellos en que a sus amigos empresarios que no le rendían pleitesía, el candidato advertía: ¡Que no sabes que estás hablando con el próximo gobernador! Hoy, la percepción casi generalizada es que el panista va en caída libre.

2015
Va en caída libre Javier Gándara
     

La imagen filantrópica y sustentada en valores familiares que tan bien vendió Javier Gándara Magaña al despegar su campaña por la gubernatura de Sonora, ya está muy devaluada. Se convirtió en un pesado lastre que le impide alzar el vuelo a mitad del trayecto. Ya no son los tiempos aquellos en que a sus amigos empresarios que no le rendían pleitesía, el candidato advertía: ¡Que no sabes que estás hablando con el próximo gobernador! Hoy, la percepción casi generalizada es que el panista va en caída libre.

Las denuncias por desviación de recursos presentadas ante la PGR y por negocios al margen de la ley durante su gestión como alcalde de Hermosillo, son acusaciones que no avanzan, están inmovilizadas en un aparente pantano controlado por el poder político. Pero hoy el caso Gándara-PRI adquiere otra tonalidad. Al parecer el expediente Sonora se activó en la cúpula del sistema político mexicano.

En el periódico Reforma, utilizado recientemente para atacar a Claudia Pavlovich, aparece un golpe demoledor contra el empresario que finca su prestigio en los valores. La información consigna: entre marzo de 2009 y septiembre de 2014, el Gobierno de Sonora utilizó un esquema fiscal para condonar impuestos por casi 708 millones de pesos a 41 empresas cercanas a Guillermo Padrés, su familia, y al candidato del PAN,Javier Gándara. (La nota completa la puede leer aquí en Sonora Presente).

Aquí no hay dobleces. Cuando el gobierno central decide actuar, por lo regular utiliza su información fiscal y política. Y Reforma concedió una especie de derecho de réplica, cotizada, eso sí, en términos monetarios.

El punto es que el montaje levantado para la campaña panista a gobernador, se está cayendo a pedazos. La ventaja inicial se le diluye en temblorosas manos a Javier Gándara. Por eso, durante el debate, la televisión nos mostraba a un Javier cansado, acorralado por su pasado, hastiado de la carga negativa de Guillermo Padrés y asociados.

No por nada el mismo Javier Gándara habría ordenado a su gente: Nada de compromisos con el gobernador y sus funcionarios, de directores de área para arriba.

Eso comprueba que Javier se cuida de todos, no nada más de los priistas. En su campaña iniciaron cursos para los capitanes que coordinarán secciones electorales. Y siguió tachando nombres, incluso los avalados por su hombre de confianza, Gildardo Real.

Del gabinete padrecista, el candidato a nadie ha dejado entrar a su cerrado círculo de confianza. La desconfianza es obvia: Teme traiciones o simplemente no quiere ser controlado.

La carrera parejera que observa Sonora ya tiene una imagen nítida: La yegua rebasó al cuaco cansado.

Y Damián aporta su cuota derrotista

Mientras, en el desordenado cuartel de la campaña panista por la alcaldía de Hermosillo, se completa el cuadro: Acaba de filtrarse una carta de un cercano colaborador de Damián Zepeda que clama por ayuda a Ricardo Anaya, porque la campaña está desarticulada.

Esa carta, al parecer firmada por Gustavito de Unanue, alguien la hizo bolita en sus manos y la tiró a la basura. Pero otra persona desarrugó el papel, se enteró de su contenido y la filtró a selectos personajes.

Esa acción refleja inconformidades, traiciones.

Que se complementan a lo visto en la cabalgata armada con sentido electoral para anunciar el inicio de la Expo Gan: La foto en la que aparece Javier Gándara, con fondo de una manta en la que se lee: Lo bueno es que ya se van. Atrasito del candidato a gobernador, iba Damián Zepeda.

Quizá los policías que nada hicieron por retirar la manta, con gusto se hicieron los desentendidos.

Policías a pie y en motocicleta, testigos oculares de la colocación de esa manta.