Roberto Romero salió a dar la cara para aceptar que tramitó una suspensión provisional,  o sea que está protegido por la justicia federal mientras se define si se le concede el amparo. Aquí el punto no es si finalmente quedará amparado.

2015
No debe haber vacío de poder
     

Roberto Romero salió a dar la cara para aceptar que tramitó una suspensión provisional,  o sea que está protegido por la justicia federal mientras se define si se le concede el amparo. Aquí el punto no es si finalmente quedará amparado. Lo peligroso es el mensaje de reto que lanza a Claudia Pavlovich  el alter ego (el otro yo) de Guillermo Padrés para intentar mostrar a la opinión pública que en Sonora hay un vacío de poder.

Para la mayoría de la sociedad sonorense, Roberto Romero, en una actitud congruente debió haber lanzado el reto de otra forma: Aquí estoy para decir de frente que no robé dinero del erario público ni hice negocios al amparo del poder. Y que, obviamente, se sometiera a un juicio popular… para empezar.

Pero en su intento de lavar su manchada imagen se metió a una cabina de radio y alguna foto tomada en un restaurante mandó manejar en redes sociales. El ex hombre fuerte del padrecismo seguramente pensó que eso era suficiente como estrategia de comunicación de masas.

Suponemos que esta actitud retadora de Roberto Romero espera ser secundada por otros funcionarios que tramitaron sus amparos para gozar de sus riquezas en libertad. El poder se les escurre entre sus dedos, pero tienen dinero para hacer algunas travesuras.

Si Claudia se deja presionar, mal augurio para los miles de sonorenses que la llevaron a la gubernatura para que castigara a los acusados de corruptos.

El escenario no es precisamente para esperar actos de justicia a nivel local: Claudia aún no detenta el Poder Ejecutivo y Guillermo Padrés ya nada quiere saber de gobernar a los sonorenses ingratos que no valoran sus métodos para acumular riquezas.

Por lo pronto debemos esperar que la justicia federal empiece con castigos ejemplares. Aunque empiece por abajo, no hay problema. Pero que se vea el largo brazo de la justicia.

En el sexenio pasado, Eduardo Bours gobernó hasta el último día de su mandato, con todo y la tragedia de la guardería ABC.

Hoy, Padrés ya tiró la toalla. Y así será, seguramente, hasta el 13 de septiembre o quizá antes si solicita licencia para separarse del cargo para dejar el paso libre a un gobernador interino.

Sonora está en crisis, sin duda.

Económica y moral.

Y decepcionada de la clase gobernante.

Antes, los gobernantes llegaban al poder acompañados de un añejo pensamiento: “La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”.

Pero aquí lo nuevo nunca acabó de nacer. Y lo viejo renació.

La sociedad, en su mayoría, luce decepcionada.

Aunque con algunas expectativas de esperanza.

Hoy, Padrés podría estar recapacitando en sus errores, en la forma en que se dejó convencer para enfrentarse abiertamente a los factores de poder.

Padrés nunca fue frío, calculador, visionario y menos exigente con sus colaboradores. Él en lo personal debe estar reflexionando sobre la forma en que administró el poder.

El poder no da felicidad.

El poder sólo hace felices a los ignorantes, porque es la única manera de sentirse importantes.

Aparte, el poder es como un explosivo: O se maneja con cuidado, o estalla.

Y a Padrés le estalló en plena cara.