Claudia Pavlovich debiera reflexionar, en la soledad de su despacho, las medidas que pudiera implementar en las entidades federativas un eventual gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Si la casa está limpia, no habría problemas. Pero si hay suciedades hay que limpiarlas.

2018
Bisturí. AMLO, rampante; hay que limpiar la casa
     

Claudia Pavlovich debiera reflexionar, en la soledad de su despacho, las medidas que pudiera implementar en las entidades federativas un eventual gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Si la casa está limpia, no habría problemas. Pero si hay suciedades hay que limpiarlas.

En este espacio ya se ha dicho que muy pocos colaboradores le han respondido a la gobernadora de Sonora.

Entonces hay que preparar el terreno.

Primero, debemos recordar que el ejercicio de gobierno, visto en forma práctica, se divide en tres etapas trabajadas por los mejores hombres y mujeres del partido en el poder: Planeadores, ejecutores y finalmente vienen los cerradores.

Terminó el tiempo para los planeadores.

Los ejecutores brillaron por su ausencia.

Y anticipadamente hay que llamar a los cerradores, esos personajes serios, de bajo perfil, efectivos, que tienen la importante tarea de limpiar todo lo sucio que dejaron sus antecesores.

En este gobierno se repitió la vieja sentencia: “La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”.

Lo nuevo no nació.

Y lo viejo está renaciendo.

Simple y sencillamente no hubo un parteaguas en esta administración.

Afloró el viejo gobierno… aún con funcionarios jóvenes, que en su quehacer reflejan lo caduco del sistema.

Nada de qué asustarse.

Simplemente no hubo talento para desarrollar un gobierno moderno, que brinde esperanza y no lecciones del pasado.

Por eso AMLO es líder en todas las encuestas.

Porque genera esperanza de un cambio.

La gente ya no quiere al PRI y al PAN.

Quiere apostar por la tercera vía, que representa un López Obrador que bien puede resultar un presidente querido o un dictador odiado.

Pero el pueblo se la juega.

El gobierno de Claudia no terminó de entender este pensamiento, tan simple, tan sencillo. Y tan fácil de ejecutar.

Caray, es lamentable decir esto a la mitad del partido.

Y hay que cuidarse, para no vivir en carne propia los errores del pasado reciente.

Para no verse perseguidos.

Por ejemplo como un Pancho Platas, que puso en ridículo a la Fiscalía Anticorrupción.

Ahora un juez federal llama a cuentas al personal de una Fiscalía que se distinguió por dar palos de ciego.

El fiscal nunca respondió a la gobernadora, menos a los sonorenses.

Y en esa línea de culpa va enseguidita el secretario de Seguridad Pública.

El trabajo de los cerradores podría empezar por estas áreas.

Pero se supone que tienen mucha chamba por hacer en otras dependencias, sobre todo las que manejan obra pública.

Para qué exponerse a una reedición de la persecución a Guillermo Padrés y socios.

Por eso hay que tener siempre presente el gran respeto que se debe tener a la administración del poder.

Nadie les dijo a los actuales funcionarios que gobernar sería fácil. Y menos recibieron un curso express sobre la complejidad de la administración del poder.

La primera lección que debieron recibir es que todos los que llegan a gobernar muestran un gran respeto por la administración del poder.

¿Por qué?

Sencillo, porque el poder es como un explosivo: O se maneja con cuidado o estalla en plena cara.