Eso es una gran mentira, ya que en Hermosillo hay un déficit de alrededor de mil docientos elementos, los cuales no todos deben portar armas, ya que algunos son utilizados en labores de vigilancia en oficinas de gobierno y otros lugares en los cuales ni siquiera requieren portar armas.

Además es una locura que la alcaldesa pida 104 millones para liquidar a 139 policías que no dieron el ancho y por ello su despido es justificado y dependiendo de los años que tienen en servicio será la compensación, pero en ninguno de los casos sobrepasa los 500 mil pesos.

Celida López quiere revivir los tiempos de Padrés, cuando robaban a lo descaro y ni los parabuses millonarios del Maloro salieron tan caros, y eso que prometió que serían mejores del mundo y ni a luces llegaron, pero solo se robó un 75% de 24 millones de pesos, no el 97% de los 104 millones de pesos.

Ya lo hizo hace unos meses, cuando desperdició más de 4 millones de pesos en liquidar poco más de 125 empleados de confianza y sindicalizados, del plan de 600 que quería despedir, para contratar a su gente, sin embargo debido a que no se dejaron y la mayoría demandó, buscó otra alternativa para hacerse de dinero del ayuntamiento.

Lo más triste del asunto es que los hermosillenses pagarán la loca idea de Celida de ser candidata a gobernadora las próximas pizcas electorales, lo cual la ha convertido en una succionadora de billetes y ahora que sabe lo que puede robar, para ella no hay límites y como todo buen político, le va a echar la culpa a su antecesor, a quien nunca metió al bote, a pesar de acusarlo de un despilfarro millonario y bajo en argumentos infantiles se le fue el tiempo para levantar la denuncia, el cual se le fue en el supuesto periodo de recabar pruebas, las cuales nunca terminó de recabar y ya se había vencido el plazo para denunciar.

Por ese motivo el "Maloro" sigue libre y gastándose sus millones en Canadá, Italia, Alemania, Suiza, España, Holanda y lo que se le atraviese, al fin y al cabo, le dio una lana a Celida, para salir impune, ¿cuánto? esa es la pregunta del millón.