Un médico señaló la importancia de incluir a afroamericanaos y latinos en las pruebas de COVID, al ser las poblaciones con mayor letalidad en Estados Unidos

2020-08-08
Experto llama a probar vacuna del COVID-19 en ancianos y en minorías raciales
     

Un médico que supervisa ensayos clínicos en Washington de la vacuna de la compañía Moderna contra el coronavirus advirtió que será imposible probar su eficiencia si no se aplica a suficientes voluntarios ancianos y de minorías étnicas.

Es crucial incluir esos grupos en el proceso de testeo, que podría extenderse por dos años, dado que la COVID-19 tiene el doble de letalidad entre los afroamericanaos y latinos en relación a los blancos, según datos oficiales de Estados Unidos. Y ocho de cada diez muertes son de mayores de 65 años.

David Diemert, médico de enfermedades infecciosas y profesor de Medicina en la Universidad George Washington, se apresta a reclutar a 500 personas en dos meses.

Washington es uno de los 90 lugares en el país donde se probará la vacuna ARNm, desarrollada por los Institutos Nacionales de Salud y la compañía de biotecnología Moderna.

Los ensayos involucrarán a 30 mil personas y tardarán al menos dos años en completarse, aunque sus desarrolladores han dicho que esperan tener resultados preliminares con los que podrían obtener una autorización para uso de emergencia en unos meses.

“Yo diría que nuestro principal desafío será inscribir (para la prueba) a tantas personas en un período muy corto de tiempo, mucho más rápido de lo que uno está acostumbrado”, dijo Diemert, quien ha supervisado ensayos de vacunas anteriores contra el VIH y la anquilostomiasis, entre otras enfermedades.

“Apuntamos a individuos que corren un mayor riesgo de desarrollar una infección sintomática de COVID”, es decir, las personas mayores y las minorías raciales, señaló Diemert.

En el pasado, las investigaciones médicas en Estados Unidos han estado sesgadas por centrarse en poblaciones homogéneas, pese a las pautas federales para incluir a grupos diversos, indicó.

Un estudio encontró que entre 167 nuevos medicamentos aprobados por Estados Unidos entre 2008 y 2013, una quinta parte mostró distintos niveles de respuesta en diferentes grupos étnicos.

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