Nicolás Machorro Arenas y su familia se incrustaron en la lucha por el libre tránsito en la caseta de cobro de Hermosillo, Sonora y, a lo largo de más de tres años han permanecido ahí como viles oportunistas, "colgados" de un movimiento social el cual hasta hoy los ha respaldado y protegido de manera indirecta gracias a la lucha legal y de gestiones de los verdaderos líderes y fundadores del movimiento.
Nicolás Machorro Arenas y su familia se incrustaron en la lucha por el libre tránsito en la caseta de cobro de Hermosillo, Sonora y, a lo largo de más de tres años han permanecido ahí como viles oportunistas, "colgados" de un movimiento social el cual hasta hoy los ha respaldado y protegido de manera indirecta gracias a la lucha legal y de gestiones de los verdaderos líderes y fundadores del movimiento.
Catalogados cómo conflictivos y "chismosos" tanto al interior del mismo movimiento como hacia el exterior ya que de todos los millonarios recursos que han recaudado por concepto del polémico "boteo" o aportaciones voluntarias que les dejan los usuarios de la carretera federal 15 a su paso por dicha plaza de cobro, no se les conoce ninguna labor social en beneficio de la comunidad así como tampoco aportación alguna para el mantenimiento de la lucha.
Infiltrados pues en esta lucha social sólo para obtener un lucro económico personal y familiar es el verdadero propósito de estos vividores liderados por Nicolás Machorro Arenas, quien sin el más mínimo recato de dignidad todavía se hace pasar por víctima afirmando que es denunciado en redes sociales y medios de comunicación digitales de forma injusta.
Cabe mencionar que este individuo se hace asesorar por un abogado de nombre Florentino Vázquez y, ambos han hecho mancuerna para tratar de desestabilizar esta protesta social, descalificando las gestiones que se hacen ante el gobierno federal y filtrando información falseada en redes sociales y grupos de WhatsApp.
