El Zancudo. No hagan cosas buenas que parezcan malas

2014
El Zancudo. No hagan cosas buenas que parezcan malas
     

Dos cosas habría que destacar en la iniciativa que presentó el diputado Samuel Moreno Terán ayer, para rescatar Telemax de su quiebra financiera y enfilarla por la ruta de la digitalización (que es decir, de la sobrevivencia), a partir de un crédito por 90 millones de pesos:

 

1.-  Evitaría el cierre de la empresa, con lo cual se salvarían cientos de empleos de colegas y colegos que han dejado alma, vida y corazón ahí, así como uno que otro columpio transexenal que no se lo merece, y que al final de cuentas se llevarán la tajada del león.

 

2.- El rollo frijolero según el cual Telemax es la mejor opción para que los sonorenses se informen, eduquen y entretengan; para “proporcionar información pertinente, veraz y oportuna a los habitantes del Estado (sic), para fomentar y acrecentar su participación en la protección y defensa de la libertad, del medio ambiente, las condiciones de paz y tranquilidad social que mejoren sus condiciones culturales y materiales”.

 

También, que “el organismo (Sistema Sonorense de Medios de Comunicación) de nueva creación contaría con independencia editorial, autonomía de gestión financiera, participación ciudadana, reglas claras para la transparencia y rendición de cuentas”.

 

Y me encantó, desde luego, el último párrafo del boletín de que da cuenta de tan histórica e inédita iniciativa:

 

“Telemax quizá no cuenta con los presupuestos de las grandes televisoras, pero también es cierto que es una televisora de la gente, recordemos que en 1984 fue el único medio estatal que no descansó hasta encontrar vivo o muerto al último sonorense en el terremoto de la Ciudad de México”, enfatizó Moreno Terán.

 

Aquí sí, no hay más que tirarse al piso, presa de espasmos orgásmicos telúricos y trepidatorios. Porque si una televisora puede encontrar vivos o muertos a las víctimas de los sismos del 85 en el DF, desde 1984, no sé qué están esperando para contratarla en lugar de los peritos que andan en búsqueda de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

 

O sea, entiendo que el clima político está muy denso y las agendas saturadas. Que lo anterior ha hecho tuitear HashTags sobre Ayotzinapa a fresitas que se desmayarían de espanto si conocieran las condiciones en las que sobreviven las normales rurales (las que quedan). Entiendo todo eso.

 

Pero que el coordinador parlamentario del PRI en Sonora venga a rescatar otra vez las trapacerías del gobierno de Guillermo Padrés, me hace mucho ruido.

 

Ya los priistas en el Congreso aprobaron (con la tímida abstención que se espanta frente a la posibilidad de votar en contra), la tenencia disfrazada, mejor conocida como COMUN, de tan triste memoria.

 

Ya los priistas en el Congreso aprobaron un crédito de 600 millones de pesos para modernizar el transporte urbano, y es hora de que nadie sabe, nadie supo, dónde quedó ese mundo de dinero.

 

Ya los priistas en el Congreso aprobaron que el gobierno del estado disponga de bienes valuados en casi mil millones de pesos (estadio Héctor Espino, Cerro del Bachoco, Casas de Gobierno en Álamos y San Carlos, Parques industriales, entre otros), para cubrir las cuotas patronales que el mismo gobierno del estado ha dejado de aportar al fondo de pensiones del Isssteson.

 

Lo que faltaba es que los priistas en el Congreso cerraran los ojos, voltearan hacia otro lado frente a la quiebra de la televisora estatal y salieran, antes que los panistas, a defender la viabilidad técnica y financiera de una empresa que les puede servir (suponen, y esta es la cuenta que creo, sacan) cuando recuperen el gobierno.

 

Ya los priistas en el Congreso han sido incapaces de dotar de contenidos a su acción legislativa y, por lo que parece, cayeron en el juego del gobierno estatal, para fingir ser oposición de bravatas.

 

La única campaña que les había dado resultados fue la de las lonas con la leyenda “Lo bueno es que ya se van”. Y bastó un comando de cholos navajeros para que los priistas se replegaran, medrosos, para cancelarla. “Ay, no, es que el gobierno nos rompe las lonas”, dijeron, como si los priistas jamás hubieran roto un plato.

 

Mejor un ‘jigle’ en redes sociales. Finalmente, en las redes se cuentan ‘retuits’ ‘favs’, ‘likes’ en el currículum de probables candidaturas.

 

 

Y mientras en eso andan los priistas, algunos panistas no pierden el tiempo. También hacen esas lecturas y tampoco se duermen en sus laureles.

 

En Hermosillo, por ejemplo, donde el PRI no ganó una sola posición electoral en la elección pasada, suponen que el descrédito del gobernador será suficiente para ganar.

 

Quizá andan en esa fiesta y descuidan otras cosas. Descuidan, por ejemplo, que el PAN está trabajando para mantener todas esas posiciones, y en eso anda trabajando el dirigente local, Rodrigo Flores Hurtado quien, fuera de los reflectores mediáticos, sigue haciendo un trabajo de esos que no lucen mucho en spot, espectaculares ni pendones, pero inciden en los barrios y colonias.

 

Hace unos días, Rodrigo reunió a unos 400 ciudadanos  para explicarles por qué el PAN en Hermosillo debe retener sus posiciones. Esto como parte de la estrategia que ha venido organizando él y su equipo, formar grupos de ciudadanos panistas y capacitarlos para que en representación del Partido Acción Nacional sean el enlace que brinde atención.

 

Flores Hurtado asegura que está preparando un "ejército azul" y tiene muy claro que el Pan necesita cambiar su estrategia, se requiere estar más cerca del ciudadano y que les permitan tocar puerta por puerta y entrar cada rincón de los hermosillenses para convencerlos que el PAN tiene con qué.

 

O sea, mientras en el Congreso montan espectáculos de oposición que no es oposición, en el trabajo “de tierra”, el panismo hermosillense sigue acudiendo a eso que es, lo que les ha dado resultados.

 

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