El covid-19 no es similar a una gripe ni a nada que te imagines. Es un virus nuevo, diferente y no sabes como reaccionará tu cuerpo ante él. En mi caso puedo decir que la libré, sin decir que gané la batalla y sin bajar la guardia, pero esta semana se han ido amigos, familiares y conocidos que ya no podrán contarles lo que pasó por su cabeza, por su corazón y las dificultades físicas que sufrieron, por eso me adelanté a su publicación, quizá haya una reflexión de tu parte. 

2020-06-26
Ignacio Castillo sobrevive al Covid y narra su terrible experiencia desde el aislamiento (Sic)
     

Si te interesa saber sobre una situación específica de covid-19 o te sirve de algo, lee este texto completo. Empecé a redactarlo hace cuatro días, pensaba publicarlo a fin de mes, pero me sigue pareciendo increíble que hay personas que hasta el día de hoy no creen de la situación, quieren que les enseñe resultados de pruebas o que les diga fechas en las que me vi grave para cotejar la certeza o crean que es para llamar la atención ¿En serio? Obvio es gente que ya no me interesa tratar.

El viernes 5 de junio me atendí en el hospital Chávez por dolor fuerte en riñones ocasionado por piedras. Es muy probable que en ese lugar me haya contagiado de Covid-19. Sabía del riesgo, pero el dolor era intenso.

El miércoles 10 comencé a tener síntomas que confundí con el asunto de las piedras pues ese mismo día me cambiaron el tratamiento a algo más fuerte.

El sábado 13 empezó la tos seca y el infierno. De estar en la mañana con mareo, pasé de inmediato a episodios de tos cada vez más frecuentes, dolor de cuerpo y migraña. Se incrementó la necesidad de dormir por un cansancio terrible, pero sobre todo la pérdida de equilibrio, migraña severa, dolor de cuerpo, fiebre y la falta de capacidad respiratoria, esto último verdaderamente desesperante. Hay que buscar posiciones para respirar, para dormir, para descansar, aunque sea unos minutos. Es un círculo vicioso porque el cuerpo cansado te pide dormir, pero el cerebro en alerta, al no poder respirar, no te permite pegar los ojos. De inmediato informé a un médico cercano a la familia. Empezó la preocupación. Suspendí medicamentos relacionados con piedras para concentrarme en el posible covid-19.

El domingo 14 fue similar al día anterior pero ahora los ataques de tos aumentaron hasta por espacio de 5 minutos continuos y luego intentar respirar como fuera posible, similar a lo que hacemos después de hacer un esfuerzo extraordinario corriendo a toda velocidad.

El lunes informé en mi trabajo. De inmediato me buscaron la posibilidad de una prueba covid. Manejé con todo el cuidado posible pero por cuestiones administrativas del laboratorio no se pudo realizar. La prueba se realizó hasta el miércoles 17. Para este día había perdido el olfato, pero curiosamente hay cosas que hasta hoy me parecen extremadamente saladas o con sabores extraños, como el caso de los embutidos que ya eliminé de mi dieta.

El martes 16, el médico cercano a la familia trazó una ruta de emergencia para prever la atención hospitalaria pues el deterioro era muy veloz, independientemente de la prueba, se había determinado por protocolo que era positivo por velocidad y síntomas. Todo el control respiratorio lo basé en mantener la calma y animarme que iba a estar bien. Podía durar en ese ejercicio las horas que estuviera despierto. Solo el día 18 pensé que no la iba a librar e intenté despedirme de ciertas personas, que afortunadamente no fue posible el contacto telefónico.

El miércoles 17 se realizó la prueba y las personas que tomaron la muestra, asumieron lo que el médico me había anticipado y sugirieron atención médica urgente. El resultado positivo se entregó el 22.

El jueves 18 me consiguieron atención médica privada. Se sugirió una alternativa urgente a riesgo, es decir, no se tenía la certeza de que el procedimiento funcionara pues se sugiere en atención temprana, mi caso era ya medianamente grave, puede causar daños secundarios peores al mismo virus, tampoco no sirve para todo mundo. Además, ingresar al hospital podría significar ya no regresar vivo por la saturación y la atención que ya no es personalizada. Me apliqué un coctel por tres días (18, 19 y 20). Aprendí a inyectarme. Funcionó casi de inmediato, sin embargo, fue verdaderamente notorio hasta el cuarto día (lunes 21).

Del sábado 13 al presente día, solamente he podido dormir 3 horas máximo por la noche y a ratos durante el día, por las razones explicadas anteriormente. La tos permanece, hay un montón de elementos que me causan reacciones alérgicas respiratorias, la dificultad para respirar permanece, pero es llevadera. Entiendo que esta parte puede permanecer dos o tres semanas más, mantener el monitoreo y procurar el reposo absoluto, previendo los coágulos que la enfermedad provoca.

Luego siguen las tomografías para saber la condición de varios órganos del cuerpo, sobre todo los pulmones, esperando no haber desarrollado fibrosis.

El covid-19 no es similar a una gripe ni a nada que te imagines. Es un virus nuevo, diferente y no sabes como reaccionará tu cuerpo ante él. En mi caso puedo decir que la libré, sin decir que gané la batalla y sin bajar la guardia, pero esta semana se han ido amigos, familiares y conocidos que ya no podrán contarles lo que pasó por su cabeza, por su corazón y las dificultades físicas que sufrieron, por eso me adelanté a su publicación, quizá haya una reflexión de tu parte. En cuanto a despertar solo y enfrentar el problema aislado de todo mundo, aún con el apoyo de quienes vayan a dejarte a la puerta de tu casa algún medicamento o alimento, la cosa se torna más triste. De esto nadie está escribiendo.